Avalot, III clase I.O.R.Ref. CP118
Un gran crucero-regata que reúne las mejores condiciones para ambos cometidos. Excelente construcción por Carabela, está en buenas condiciones de mantenimiento.
EUR 55.000 ,-
Generalidades
Descripción
Aparejo
Aparejo de Cubierta
Aparato Motor
Velas
Electrónica
Sistema Eléctrico
Disposición Interior
Comentarios de Barcos Singulares
No es fácil hoy en día hallar un barco clásico de un sólo propietario: el que lo mandó construir en su día y quien ha estado cuidando de él durante toda la vida. El Avalot es precisamente esto. Su propietario buscaba un diseño deportivo y habitable al mismo tiempo y la fórmula I.O.R. de entonces le proporcionaba justo lo que estaba buscando. Sparkman & Stephens, a quien primero se dirigió le pareció excesivamente caro, mientras que Don Pye, que acababa de separarse de Kim Holman, le ofreció un precioso diseño, por una fracción de aquel presupuesto. Nick Cañeres y Pablo Medina se encargaron de la construcción y toda la estructura nos habla de su arte. El estilo interior del barco, muy típico de Carabela, hoy nos parecerá un poco oscuro, pero conserva toda la elegancia del primer momento y sorprende por el contraste con una cubierta tan deportiva, donde dominan los winches autocazantes para cada maniobra. Eran aquellos unos tiempos en los que un barco de regata no tenía que ser forzosamente incómodo o espartano. Tiempos en que después de ganar las regatas del campeonato invernal uno podía salir de crucero en familia, sin renunciar al confort y al lujo de un interior acogedor y dotado de todo punto. Esto duró hasta mediados de los Ochenta, cuando los prototipos de aluminio y aparejos fraccionados dieron al traste con la fórmula. Don Pye había abandonado su asociación con Kim Holman desde hacía muy poco, cuando el futuro armador del Avalot le requirió sobre los planos y su precio. El acuerdo se alcanzó fácilmente y Carabela acabó la construcción en un año y medio, botándose el barco en Barcelona en el muelle delante del Real Club Náutico. Como hemos dicho, la construcción es la típica de Nick Cañeres y Pablo Medina de la época: Cuadernas y baos laminados, unidos debajo de la cubierta por curvas de peralto de contrachapado. Refuerzos de acero en las zonas más estresadas y una gran carlinga del palo de acero. El forro de caoba de Samanguila está también laminado con tres capas. Palo y botavara son de abeto Sitka, considerado el mejor material para ello. La quilla de plomo está empernada a una estructura de madera y acero que soporta la carga. Un tipo de construcción hecho para durar. La cubierta presenta la típica disposición, entonces muy innovadora, de bañera con spardeck antes de la entrada. Ello daba altura al camarote de popa que volvía a ser el de armador, como lo había sido tradicionalmente. La maniobra está repartida entre varios winches y el timonel sólo tiene que pensar en el rumbo. Interiormente, el espacio no falta en ningún lado, incluso para los estándares modernos. Amplia la cocina, amplio el salón y amplia la mesa de cartas. Dos camarotes cómodos y bien dotados para la estiba y dos lavabos de dimensiones correctas completan un cuadro en el que no falta nada. Aquí y allá se nota la necesidad de alguna intervención estética, para arreglar pequeños desperfectos del contrachapado de los mamparos. Junto con algunas pequeñas filtraciones de fácil arreglo son los únicos defectillos que enturbian poco un conjunto muy atractivo. El motor está en muy buenas condiciones, con pocas horas de uso, las velas también. El Avalot tiene todos los papeles para ser un protagonista de las regatas de clásicos en la nueva división I.O.R. clásicos. Para el crucero su confort no tiene límites, como los buenos barcos de su época.