Niña Luisita, goleta de estayRef. CP121
Esta goleta desde su botadura ha pertenecido solamente a dos familias de armadores. Está en muy buenas condiciones de mantenimiento y lista para navegar, con los papeles en regla para la matriculación en España y en el Registro de Buques históricos.
EUR 580.000 ,-
Generalidades
Descripción
Aparejo
Aparejo de Cubierta
Aparato Motor
Velas
Electrónica
Sistema Eléctrico
Disposición Interior
Comentarios de Barcos Singulares
Dicen que el ingeniero naval Vittorio Baglietto, nieto del fundador del famoso astillero italiano, se inspiró en los dibujos de Charles Nicholson cuando el conde Bruzzo le encargó su nuevo barco: una goleta de 20 metros. Sería el último de los tres grandes veleros construidos por Baglietto entre los años veinte y treinta. Los otros dos son el “Janua” y “La Spina” y siguen navegando hoy en día. La goleta del Conde Bruzzo se llamaba “Pofi” y muchos detalles a bordo nos hablan del cuidado que puso al seguir el proceso de construcción. El lanzamiento de proa, por ejemplo, seguía de cerca el gusto del Conde por barcos más deportivos. Él era un apasionado de las regatas de Ocho metros FI, mientras que Baglietto dibujó a continuación unas líneas de casco más orientadas al crucero. El aparejo de goleta también fue probablemente la elección de Bruzzo. De hecho, reproduce la forma innovadora del “Niña”, la formidable goleta de regatas de William Starling Burgess (1928). Debido a la gran diferencia de altura entre el palo mayor y el estay, el estay triático, que pasa por ambos topes de palo, va directo al bauprés, lo que permite izar dos enormes velas diferentes: un génova y el gollywobbler (una especie de Fisherman), ambos con el punto de escota amurado al extremo de la botavara. Este aparejo pasó a conocerse como... ¡"Cúter de dos mástiles"! Bajo cubierta, la goleta conserva aún hoy todo el ambiente y el gusto original de la época y también el toque del Conde Bruzzo: un gran camarote de armador con dos cómodas, una de ellas con un pequeño secreter. El cuarto de baño del armador, el salón luminoso y ventilado y, sobre todo, una pequeña Virgen de cristal de Murano que el Conde Bruzzo encargó colocar en una hornacina delante de la cama del armador. Todavía hoy sigue protegiendo al barco y a sus propietarios. El “Pofi”, como se llamaba la goleta, llevó una vida de crucero muy tranquila, navegando por las aguas del Mediterráneo, partiendo de su puerto base de Rapallo. La familia Bruzzo protagonizó el deporte italiano de la vela durante los años anteriores y posteriores a la Segunda Guerra Mundial. El “Pofi” pasó ese difícil periodo bélico tranquilamente amarrado en Rapallo, sin novedades. A finales de los años sesenta, un envejecido conde Bruzzo recibió del conde Tagliaferri varias peticiones insistentes para vender la goleta. Al final, el Conde Bruzzo aceptó vender en 1971 y la goleta se conoce desde entonces como “Niña Luisita”, en honor de la madre del Conde y de su esposa argentina. Los condes Tagliaferri continuaron con los cruceros por el Mediterráneo, ahora desde Imperia como puerto base. Cuando la “Niña Luisita” cumplió 55 años, en 1987, la enviaron al astillero Baglietto para una profunda puesta a punto general. En el astillero, algunos trabajadores reconocieron a la vieja “Pofi” y su particular construcción. Entonces recibió su tercera cubierta de teca, un nuevo palo mayor, que había pertenecido al famoso cúter de regatas Samurai, construido por Sangermani, así como un nuevo almacenador de driza para facilitar el izado de la mayor y algunas mejoras en las luces eléctricas interiores. Por lo demás, siguió como cuando nació. Esta es la razón por la que la “Niña Luisita” ocupa un lugar de honor entre la flota de regatas clásicas que desde entonces se extienden por el Mediterráneo. En 2006 y 2007 se realizó un nuevo refit en el que se sustituyó el motor y se puso un nuevo sistema de cableado y cuadro eléctrico, bajo la supervisión del famoso arquitecto naval Franco Giorgetti. En 2022 fue restaurado de nuevo en Barcelona: se sustituyeron algunas tablas del casco, la roda y el codaste completo, con piezas nuevas, se renovó el calafateado, se pintaron las amuras y los fondos, etc., etc. Hoy el “Niña Luisita” está en muy buenas condiciones de navegación y mantiene con orgullo su original silueta, su aparejo y su famoso interior.