Rob RoyRef. CP097bis

Precioso y rápido yawl de quilla retráctil, fácil de manejar y en muy buenas condiciones de navegabilidad. Robusta construcción. Palos, jarcia y velas nuevos.
EUR 280.000 ,-
Generalidades
Descripción
Aparejo
Aparejo de Cubierta
Aparato Motor
Velas
Electrónica
Sistema Eléctrico
Disposición Interior
Comentarios de Barcos Singulares
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Arthur Cecil Robb, neozelandés afincado en Inglaterra, abrió su propio despacho de diseño naval en Londres y comenzó una carrera francamente brillante, obteniendo muy rápidamente gran fama por la elegancia y la eficacia de sus diseños. Con respecto a lo primero, Robb siempre predilijo buenos lanzamientos y marcado arrufo para sus barcos. Con respecto a los segundo, el Mokoia de 1948, su primer diseño importante, llegó segundo en la regata a Kristiansand, en Noruega, recién botado, con velas sin estrenar y cargado de enseres para un largo crucero. El Kahurangi, de 1953, lo ganó todo en Nueva Zelanda, hasta el punto que se le dedicó una calle en Auckland. Para esa época con una posguerra tan cercana y una economía en fase de relanzamiento estos barcos destacaron por encima de la norma por sus dimensiones y hazañas. La unión entre un experimentado velista como el americano August Boorstein, un genial arquitecto naval, como era Arthur Cecil Robb y un gran constructor tradicional, como era entonces la empresa que Herbert Woods había fundado en los Años Veinte en los Norfolk Broads (una zona de ríos y lagunas muy frecuentada por barcos de recreo de todo tipo), tenía que generar una obra maestra y según algunos históricos el Rob Roy es, en efecto, uno de los mejores barcos del Arquitecto neozelandés. Como hijo de ese país, Robb ya tenía experiencia de quillas retráctiles, pero no fue hasta el Robb Roy que pudo aplicar sus conocimientos en la realidad. Cuando, en 1966, un bróker de Florida lo ofrecía por primer vez en el mercado de ocasión, decía que había costado nuevo 230.000 $, una cifra que subraya la calidad de la construcción. En él, Robb repite algunos de sus detalles de diseño preferidos: roda plena y profunda, para gran suavidad de paso en las olas, gran lanzamiento de popa, que otorga una buena reserva de flotabilidad. Con respecto a otros diseños, la manga del Rob Roy es mayor en relación a su eslora. Ello se explica por montar una quilla retráctil que disminuye en mucho el calado del barco cuando está retraída. Otros detalles de estilo preferidos por Arthur Robb y muy repetidos en sus diseños son el Dog-house con ventanillas redondeadas, que había utilizado en los dos 10,5 m CR construidos en 1954 por Gino D'Este, en Venecia (el Mila II y el Paola) y que volverá a repetir en el Mistress Quickly (hoy Nerissa, otro 10,5 CR), construido por Beltrami, en Génova, diez años más tarde. Las escotillas en ala de gaviota, que aunque anticuadas para la época, son excelentes para la iluminación y la ventilación, sin disminuir la resistencia de la estructura. La sala de navegación, situada en la entrada en un nivel realzado, que da mejor comunicación con el timonel y limita las dimensiones del desnivel, al dividirlo en dos partes. O la misma mesa de cartas plegable, la única concesión del Arquitecto en su búsqueda de amplios espacios interiores. O los preciosos suelos de madera maciza y los por entonces vanguardistas baos laminados. El Rob Roy es en fin un verdadero concentrado de ideas y realizaciones de calidad excepcional. Esos grandes lanzamientos, que dan al barco un aire muy clásico fueron típicos de Robb que siguió muy vinculado a la construcción de madera, incluso cuando la fibra tomaba claramente el relevo. Los lanzamientos, junto con las líneas de agua de proa bastante llenas, sin los cortes de la roda que ya habían aparecido en diseños americanos, le otorgan al barco mucha flotabilidad y un paso por ola suave y reposado. La manga, algo más ancha que un barco inglés de quilla fija, pero menos que un diseño americano de quilla retráctil y dimensiones equivalentes, favorece los rumbos de ceñida. La quilla retráctil tuvo otro gran momento de éxito después de las victorias del famoso Finisterre (1954) de Stephens y en el Rob Roy, construido para un navegante americano, apasionado de regatas, Arthur Robb seguramente tuvo presente los resultados de ese barco, contra el que el mismo Rob Roy correría en el futuro. De hecho, el Rob Roy, con un calado que pasa de 1,80 hasta 3,05 m., tuvo una interesante vida deportiva, codeándose en las clasificaciones con los mejores barcos de su época, hasta bien entrados los Años Ochenta. Después, ha emprendido una tranquila vida de crucero de altura, que lo ha llevado desde los Estados Unidos a visitar el Mar Báltico y el Mar del Norte y ahora navega por el Mediterráneo. Barcos Singulares lo vendió a su actual propietario hace unos años y él se ha preocupado de mantenerlo en las mejores condiciones estructurales, arreglando varios detalles del casco, poniendo palos, jarcia y velas nuevas y varias mejoras más. Hoy el Rob Roy está en muy buen estado de mantenimiento y de originalidad, que para un barco clásico es fundamental y sólo necesita un ciclo de barnices en cubierta.
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