Contessa 35 especialRef. VP070bis
Parece un Contessa 35 normal, pero es un crucero regata pensado para ganarlo todo en su momento y hoy preparado para cruzar océanos. Gran historia detrás y bien preparado para más millas por delante.
EUR 65.000 ,-
Generalidades
Descripción
Aparejo
Aparejo de Cubierta
Aparato Motor
Velas
Electrónica
Sistema Eléctrico
Disposición Interior
Comentarios de Barcos Singulares
Los treinta años que corren entre el 1950 y el 1980 más o menos se suelen calificar como la “Era Stephens” por el dominio casi absoluto que tuvieron los barcos diseñados por el gran arquitecto naval americano en todos los campos de regata mundiales, Copa America incluida. Uno de esos barcos fue el Palynodie, de propiedad del hombre de negocios y político marsellés Gaston Defferre, quien fue entre otras cosas histórico alcalde de esa ciudad francesa. El Palynodie lo ganaba todo con sorprendente continuidad. En aquellos tiempos la revista náutica francesa por excelencia era “Neptune Nautisme”cuya redacción estaba constituida por una serie de navegantes cuyos nombres hacen parte de la historia de la navegación de regatas francesa: Alain Gliksman, Michel Malinovski y otros, amigos de Eric Tabarly por un lado y de Bernard Moitessier por el otro. Su propietario, Henry de Constantin de Chateauneuf quiso desafiar a Gaston Defferre en sus propias aguas mediterráneas e impulsado por sus periodistas, se puso a buscar el barco adecuado: no fue difícil encontrarlo. En 1974 ganó la Copa de los Una Tonelada una barco de construcción inglesa: el prototipo del Contessa 35, llamado “Gumboots”, diseñado por Dough Peterson, entonces joven y desconocido. Su constructor, Jeremy Rogers era también el timonel del barco y aunque muy joven también, no necesitaba ya de presentaciones, pues había construido ya barcos de éxito, firmados mayormente por... ¡Olin Stephens! y la calidad de su trabajo estaba bien asentada. Malinovski había probado el modelo de serie y había quedado muy impresionado por su equilibrio entre las prestaciones a vela y el confort de crucero, por la excelente calidad de la construcción y por la seriedad de su constructor. La gestación del nuevo barco duró dos años y Malinovski mismo estuvo trabajando en el astillero largo tiempo. A bordo existe aún el saco que él mismo utilizaba para los útiles de reparar velas. En 1977 se pudo por fin botar el “Neptune One”, en cuyo nombre de Constantin honraba conjuntamente al dios del mar, a la cabecera de su revista y al origen inglés del barco. Las líneas del casco son en V profundo en proa y se aplanan rápidamente conforme se alejan hacia popa. Alrededor de la quilla las líneas son muy planas y luego vuelven a redondearse hacia la popa, que es bastante estrecha: de esta forma se aumenta la estabilidad de rumbo sin ser penalizado el diseño por las reglas de medición del I.O.R. La obra muerta muestra un cierto afragatamiento, o sea reducción de la manga a la altura de la cubierta. Cubierta cuyo perfil de cabina se disuelve en proa según los cánones que se hicieron dominantes hasta el final de los años Ochenta. El palo, de dos crucetas y más largo que el de serie y la quilla, de plomo, trapeizodal y más profunda que la de serie (2,05 m. contra 1,93 m.) son las partes que más se diferencian, junto al timón de superficie aumentada entre el Neptune One y un Contessa 35 estándar y muestran las preferencias de Malinovski en tema de barcos rápidos. El aparejo de cubierta, que sigue el diseño original, está compuesto por aparatos más grandes y potentes. La construcción, con uso de resina poliéster isoftálica (por entonces toda una novedad) es muy robusta, con refuerzos de vagras, varengas y palmejares laminados directamente al casco y sin uso de contramoldes. El Neptune One, es pues un verdadero crucero-regata oceánico listo para cualquier travesía que se le ofrezca. Naturalmente, fue protagonista de una cubierta de la revista Neptune Nautisme. Una vez que Henri de Constantin se quitó el gusto de llegar tres veces seguidas (en 1978, 1979 y 1983) por delante del Palynodie en tiempo real, siguió utilizando el barco en cruceros y regatas, como la Marsella – Sidi Bou Said de 1979, hasta que en 1992 vendió el barco al segundo y actual propietario. Éste, un antiguo oficial de submarinos francés, navegó en solitario al principio en los mares de Bretaña, Irlanda e Inglaterra, llegando en dos ocasiones hasta las Azores. En 2010, al cabo de un largo crucero que le lleva desde el Báltico, hasta Noruega, Mar del Norte y Azores, cruza el Estrecho de Gibraltar para llegar a su actual base de Barcelona, desde donde cumple varios cruceros mediterráneos. Hoy, sigue navegando en el Neptune One, pero a sus más de ochenta años considera que el barco requiere un armador más joven que sepa navegar y apreciar la robustez, la austeridad y la espartanidad de un barco oceánico sin compromisos, con mucha historia y en excelentes condiciones.