Meltemi, ketch clásico de cruceroRef. CP120
Magnífico crucero de altura, veloz y elegante. Fácil de manejar con tripulación reducida. Ofrece un interior lujoso y acogedor, con todas las comodidades modernas.
EUR 175.000 ,-
Generalidades
Descripción
Aparejo
Aparejo de Cubierta
Aparato Motor
Velas
Electrónica
Sistema Eléctrico
Disposición Interior
Comentarios de Barcos Singulares
En sus poco más de veinte años de actividad (1961-1984) el Astillero Carabela, fundado por Nick Kanyeres y con Pepe Medina como socio, construyó unos 115 barcos de diferentes esloras. Inicialmente, fueron barcos pequeños, pero hacia el final de su actividad, construyó diferentes modelos de entre 43 y 58 pies, llegando hasta un 74 pies. Carabela se caracterizó desde el primer momento, por el uso de las más modernas técnicas del momento, tablas machihembradas en un principio, con amuras encoladas y obras vivas calafateadas y madera moldeada en frío hacia el final, llegando a usar incluso el West System en sus últimos barcos. Dicen que en algunos casos llegó a enfibrar sus cascos, como medida para hacerlos totalmente estancos, pero este extremo no está comprobado y parece contradictorio con respecto a la costante negativa de Kanyeres y Medina de pasar a la producción de fibra de vidrio, hasta el extremo de llegar a cerrar el astillero, precisamente por no querer dar ese paso. Hacia mediados de los Años Setenta, Carabela dio inicio a la construcción de una serie de barcos de grandes dimensiones sobre diseños de sus proveedores habituales: Sparkman & Stephens (Carabela era uno de los pocos astilleros recomendados por el exigente bufete americano) y Holman & Pye fundamentalmente. La diferencia entre ambos bufetes estribaba en el precio de sus diseños, que podía ser casi del doble. De Don Pye se construyeron cuatro unidades del modelo Corsair 47 y una del Corsair 58, precisamente el Meltemi. Ambos modelos, algo modificados, siguieron luego en producción en fibra por el astillero británico Bowman. En el encargo del Meltemi se solicitaba un barco de crucero para familia, veloz, amplio y manejable con tripulación reducida y el resultado no decepcionó, puesto que el barco siguió en manos de la misma familia durante más de 45 años. Las líneas del casco son muy modernas para su época: con timón separado y soportado por un alerón, quilla de superficie relativamente reducida y formas profundas. Seguramente no están vinculadas a ninguna fórmula de regata (como entonces el IOR, por ejemplo), pero al mismo tiempo le otorgan al barco la agilidad y las prestaciones requeridas, especialmente en ceñida. Los lanzamientos, notables para hoy, aunque moderados en su época, le dan al casco una elegancia atemporal. El tema de la facilidad de maniobra se cumple por el fraccionamiento del velamen en ketch con trinqueta y por un aparejo de maniobra basado en unos chigres potentes, dos de los cuales se electrificaron en una importante reforma que el barco tuvo en la primera década del 2000. La curiosa disposición de dos postaciones de gobierno, con circuitos de guardines separados e independientes también ayuda en navegación de altura, con una excelente visión del velamen o en maniobras de arribada. La cubierta, caracterizada por una amplia bañera central, presenta abundantes espacios para tomar el sol ya sea navegando que en el fondeo. La cuna de la embarcación auxiliar se desmonta muy fácilmente, dejando libre la cubierta corrida de proa. La cabina, elegantemente redondeada, es muy baja y hace perdonar la altura quizás algo excesiva de las amuras. Todo ello se traduce en una habitabilidad bajo cubierta fuera de lo normal. El acabado interior sigue muchas de las pautas típicas de Carabela, de Pepe Medina en concreto: Baos elegantemente rematados, columnas estilizadas en el medio y llenas en las extremidades, molduras trabajadas que se suceden entre sí, mamparos redondeados y taquillas que siguen esas formas, mucho artesonado. En fin: un apoteosis de buen hacer, de elegancia sin caer en el barroquismo ni en lo inútilmente trabajoso. Con la elegancia, el Meltemi rezuma practicidad, con armarios, taquillas y pañoles para cualquier necesidad de estiba. También tiene una cocina muy amplia con todas las comodidades para largas permanencias a bordo: nevera, congelador horno y microondas. El gran camarote de armador está servido por un aseo dedicado. El camarote de proa tiene dos literas de dos plazas y dos de una y el pique de proa ha sido dotado de una cama doble en V. Cada uno tiene un lavabo. El Meltemi nació como barco para cruceros familiares y ha cumplido con este programa a lo largo de toda su vida, navegando por todo el Mediterráneo y siendo una presencia asidua del archipiélago balear. En 2007/2008 el Meltemi se sometió a un proceso de puesta al día, para seguir navegando con tripulación reducida: se añadieron los chigres eléctricos y la hélice de proa, entre otros trabajos de modernización, como el montaje de los dos enrrolladores de proa. Muchos años más tarde, su actual propietario tuvo que reparar algunas zonas dañadas del casco y, aprovechando la sequedad que tenía, después de algunos años fuera del agua, procedió a recubrir la obra viva con una ligera capa de fibra, para protegerlo de la humedad. Su precio de venta reducido favorece un rápido acuerdo. La verdadera vocación del Meltemi nunca ha cambiado: hoy sigue siendo un crucero de alta mar, comodísimo, elegante y rápido.